viernes, 8 de mayo de 2015

Cuentos de Juan Rulfo (Reseña)





¡Diles que no me maten! (resumen)
¡DILES que no me maten, Justino! Anda, vete a decirles eso. Que por caridad. Así diles. Diles que lo hagan por caridad.
Lo habían traído de madrugada. Y ahora era ya entrada la mañana y él seguía todavía allí, amarrado a un horcón, esperando. Ahora que sabía bien a bien que lo iban a matar, le habían entrado unas ganas tan grandes de vivir como sólo las puede sentir un recién resucitado.
Quién le iba a decir que volvería aquel asunto tan viejo, aquel asunto de cuando tuvo que matar a don Lupe.
Dejó caer otra vez los brazos y entró en las primeras casas del pueblo en medio de aquellos cuatro hombres oscurecidos por el color negro de la noche. —Mi coronel aquí está el hombre.  
—Guadalupe Terreros era mi padre. Cuando crecí y lo busqué me dijeron que estaba muerto.

El llano en llamas (resumen)
Ya mataron a la perra, pero quedan los perritos (Corrido popular).
  "¡VIVA Petronilo Flores!" El grito se vino rebotando por los paredones de la barranca y subió hasta donde estábamos nosotros. Luego se deshizo.
"¡Viva Pedro Zamora !" Del otro lado respondieron, casi en secreto: "¡Sálvame patroncito!¡Sálvame!¡Santo Niño de Atocha, socórreme!"
'Pasaron los pájaros. Bandadas de tordos cruzaron por encima de nosotros hacia los cerros.
Luego comenzó la corretiza por entre los matorrales. Sentíamos las balas pajueleándonos los talones, como si hubiéramos caído sobre un enjambre de chapulines.
Los coyotes se oían más cerquita cuando llegamos al corral donde habíamos encerrado la caballada.
Ya no había caballos, sólo estaba un burro trasijado que ya vivía allí desde antes que nosotros viniéramos. De seguro los federales habían cargado con los caballos.
Estuvimos escondidos varios días; pero los federales nos fueron a sacar de nuestro escondite. Ya no nos dieron paz; ni siquiera para mascar un pedazo de cecina en paz.
Después supimos que eran ametralladoras aquellas carabinas con que disparaban ahora sobre nosotros y que dejaban hecho una coladera el cuerpo de uno; pero entonces creímos que eran muchos soldados, por miles, y todo lo que queríamos era correr de ellos.

Sobre el autor…
Juan Rulfo nació en el Jalisco de 1918,  en medio de la guerra cristera, la misma que le arrebato a su padre cuando él tenía solo 6 años. Mucha de su vida infante marco su obra posterior. La sociedad que lo rodeaba era una que salía de la revolución mexicana y que pasaba por los cambios del país en ese entonces. Donde el matar al enemigo era la justicia, y donde los pobres debían someterse al poder del que más tenía. Era el México que cambiaba a la modernidad, sobre todo la ciudad de México, a la que se mudó Rulfo cuando era todavía joven. Pero en sus obras se nota más sus experiencias en los viajes a provincia, en los cuales lo acompañaba su tío Celerino que fue el que se encargó de llenar de historias su imaginación.

Sobre la obra…
El llano en llamas se compone de 17 cuentos, en esta ocasión solo hablaremos de dos de ellos: El llano en llamas (que da título a la recopilación) y ¡Diles que no me maten! Los dos textos nos llevan al campo, a la provincia mexicana, donde hay campos de sembradíos, cerros, montes y llanuras. Lugares desolados que representan la pobreza mexicana y la falta de atención a ella. Nos adentra a la sociedad de los tiempos de la revolución, en la que todos los hombres iban armados por las calles, esto lo vemos sobre todo en los enfrentamientos de El llano en llamas, en el cual dos bandos, al parecer políticos tienen varios enfrentamientos. La cultura que nos muestra Rulfo es la del país campesino, donde la jerga mexicana estaba llena de regionalismos y coloquialismos. Los indios luchaban entre ellos por el honor y la vida. Rulfo nos habla desde la perspectiva del indio pobre, desahuciado, al que ya no le queda mucho, como en ¡Diles que no me maten!

Critica

Todo mexicano conoce aunque sea solo por el nombre a Juan Rulfo, yo era de esos que sabía lo buen escritor que era, lo bueno de su obra, pero lo había dejado para después. Ahora que tuve que leer sus cuentos para la escuela me arrepiento de no haberlo hecho antes. Rulfo narra estos dos cuentos desde el interior de los protagonistas en medio de la decadencia. Uno al que le ha llegado la hora de pagar por sus acciones, de las cuales creía que ya no se acordaba nadie y otro que está en medio de una lucha contra el gobierno, contra el cual tiene una clara desventaja. Estos dos cuentos son simples, rápidos de leer, pero no eso no le quita la profundidad a su mensaje. Su narrativa en primera persona nos deja sentir a la par de los  protagonistas su desesperación, su soledad, su angustia, y su esfuerzo por no perderla vida. Es el autor que cuenta la historia de los que perdieron, a los que ya nos les queda mucho. Los que están lejos de ser héroes, y son tan miserables que no llegan a ser villanos. 

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